Debemos ser generosos

  1. Tus oraciones y tus limosnas han subido a la presencia de Dios. Hechos 4:10.

            Uno de los errores que más invaden nuestro planeta es la mentira, la utilizan muchas personas, de todos los niveles sociales y culturales con distintos fines. Según la historia, hay gobernantes como Hitler, Stalin y otros que en sus discursos, con un fingido amor por su pueblo, justificaban sus horrendos crímenes, lo que los dominaba son el poder, el amor por dinero y ser honrados como dioses. Jesús sintetizó la generosidad que debe arraigarse en nuestro corazón, leamos Mateo 6:2-4 “Cuando des limosna no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. Esto indica que muchas personas, especialmente si tienen altos cargos actúan hipócritamente. Continúa: “mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará en público”. Aquí está bien clara la forma silenciosa, cómo debemos ayudar a los necesitados, ya que el Padre Eterno nos dará la recompensa, en esta tierra y en la patria celestial.

          El sistema del diezmo y ofrendas fue establecido por Dios, para que el egoísmo no se posesione de nosotros. Si aumenta nuestra confianza en el Padre Eterno y damos el diezmo, estaremos poniendo todos nuestros tesoros en el cielo. Las grandes bendiciones que recibiremos de lo que nos queda serán tantas, que durarán hasta el tiempo del fin. Los que roban a Dios, cosechan lo que sembraron, hasta su dinero puede desaparecer. La benevolencia fue establecida para nuestro beneficio, especialmente para que no se posesione de nosotros el egoísmo, además ángeles colocan nuestros actos generosos al lado de nuestras oraciones, en el informe que diariamente llevan al cielo.

          Conocí a un señor que tenía un sueldo muy bueno. Cuando su esposa comenzó a trabajar, el sueldo de ella era menos del 4% del de su esposo. Ella daba diezmos, ofrendas y economizaba lo que podía para ayudar a los estudiantes y necesitados. El esposo malgastaba todo su dinero en fiestas. Después de 20 años de divorciados, los encontré y los comparé. Ambos eran ancianos, pero la condición económica de él era tan baja, que todo el tiempo pedía dinero para suplir sus necesidades. En cambio la de su primera esposa era normal. El versículo: “echa tu pan sobre las aguas que después de muchos días lo hallarás”, tuvo su cumplimiento en la vida de esa dama, aunque su salud nunca fue buena, no ha tenido tantas necesidades, ni problemas de salud como su exesposo.

           No debemos dar limosnas para atraer la atención o recibir alabanzas, sino para ayudar a los pobres y para que el mensaje de Salvación se extienda, si actuamos así, estaremos cumpliendo con el objetivo planteado por Jesús en Mateo 6:19-21 “No hagáis tesoros en la tierra… haced tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón”. Si llenos de amor, seguimos el plan divino, estaremos guardando nuestros tesoros en el cielo. Las bendiciones que recibiremos mientras vivamos en esta tierra serán tan abundantes, que nosotros mismos nos asombraremos.

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