Dios extiende el norte sobre el vacío, Cuelga la tierra sobre la nada. Job 26:7.
Más de un siglo, después del descubrimiento del Continente de América, el astrónomo y físico Galileo Galilei (1564–1642), por sus descubrimientos científicos se convirtió en el fundador de la ciencia moderna. En esa época sólo los dirigentes de la Iglesia, podían leer e interpretar la Biblia, predominaba la idea de que la tierra, era el centro del universo. Las investigaciones de Galileo, contradecían esa teoría. Por eso la Inquisición lo obligó a presentarse ante un tribunal el 22-6-1633, diez cardenales lo condenaron, por sostener que “el Sol es el centro del mundo, que no se mueve de este a oeste, que la tierra se mueve y que no es el centro”. Sin otra alternativa, tuvo que retractarse y con miedo dijo: “creeré todo lo que la Iglesia Católica sostiene, enseña y predica. Como este Santo Oficio ha recomendado que abandone la falsa opinión de que el Sol está en el centro inmóvil… juro que nunca, en el futuro, diré ni escribiré nada de eso.” Pobre Galileo, tenía 72 años. Según la historia esa retractación fue desmentida por él mismo, pues dio un golpe con su pie en la tierra y en voz baja dijo: “aún se mueve”. Aunque Galileo regresó a su ciudad, lo tuvieron en estricta vigilancia hasta su muerte. (1)
En el primer capítulo de Génesis, Moisés describe la creación. Es interesante observar que el primer versículo dice: “Creó Dios los cielos y la tierra”. Cada uno de los siete días terminan así: “y fue la tarde y la mañana”, el primer día, el segundo, el tercero… y reposó el séptimo día. Esto indica, que cada día comienza al atardecer y no a la media noche. Algo me llamó la atención, fue cuando el científico y Pastor Michele Buonfiglio explicó que “fue la tarde y la mañana”, aclara la rotación de la tierra sobre su eje. En Génesis 1:14 leemos: “Haya lumbreras en la expansión del cielo para separar el día de la noche, y sirvan de señales para las estaciones, para días y años”, es imposible que si la tierra sea el centro, y si el sol gire a su alrededor cada 24 horas, además del día, señala las estaciones y los años. Desde la creación, el ciclo de los días comprueba la rotación de la tierra sobre su eje. Los meses y los años evidencian, que la tierra en su rotación alrededor del sol, llega al mismo punto de salida cada año.
Según algunos investigadores el libro de Job, fue escrito por Moisés, durante los cuarenta años cuando estuvo cuidando ovejas en Madián, antes que el pueblo de Israel saliera de Egipto. Esto significa que fue escrito, hace aproximadamente unos 3.500 años. Lo curioso es que en Job 26:7, leemos: “Dios extiende el norte sobre el vacío, cuelga la tierra sobre la nada”, esto confirma la posición de la tierra, y ratifica el primer capítulo de Génesis. Los avances científicos, fortalecen las verdades bíblicas, fue descubiertos hace menos de cuatrocientos años. El sol, según la ciencia astronómica, es uno de los millones que hay en el universo. La Biblia no contradice los descubrimientos científicos. La lectura bíblica que con oración hagamos, ilumina el entendimiento y nos ayuda a comprender los grandes misterios del universo. (1) Enciclopedia Salvat Tomo 7.