Endiosamiento humano

Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía. Isaías 10:1.

           Desde que el hombre pecó y se alejó de Dios, el orgullo y la soberbia lo han dominado tanto que, algunos han llegado a considerarse dioses. El desconocimiento de la Biblia conduce a esos errores. Veamos unos ejemplos de la historia universal:

         Los reyes de Babilonia exigían ser adorados como dioses. Daniel interpretó el sueño de Nabucodonosor y le dijo: “Tú eres aquella cabeza de oro”. Eso lo lleno de orgullo y reprodujo una gran imagen toda de oro. Además, envió mensajes a todas las provincias para que fueran a adorarla, el que no lo hiciera sería quemado. Como tres jóvenes no se postraron, el rey los vio y muy airado mandó que atados los echaran en el horno de fuego. Dios los salvó y salieron sin ninguna quemadura.

           Cuando Darío el Medo tomó el poder, nombró tres ministros y Daniel era el principal. La envidia dominó a los otros dos y buscando de qué acusarlo, elaboraron el siguiente decreto de exaltación al Rey: “toda persona que tenga una petición a cualquier dios u hombre por 30 días, fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones”. Daniel lo supo, pero siguió con su costumbre: llegó a su casa, abrió las ventanas y oró a Dios. Los intrigantes fueron al rey para que cumpliera la ley, entonces Daniel fue echado a los leones. Seres celestiales cerraron la boca de las fieras y lo salvaron.

          Alejandro Magno vivió entre los años 356 y 323 antes de Cristo. Era bastante joven cuando ocupó el trono, con el ejército de su padre dio nacimiento del Imperio Greco Macedónico. Por la forma como dirigió su ejército y las técnicas que utilizó, ha sido considerado uno de los genios militares. Como ciertas predicciones de adivinos lo llevaron a considerarse hijo del  dios Zeus, sus súbditos debían rendirle culto. Después de una expedición exitosa que realizó en la India. Cuando volvió, murió a los 33 años de una “fiebre fulminante”, producida por una excesiva embriaguez.

          Muchos de los soberanos del Imperio Romano se consideraban dioses y cometían terribles crueldades. Uno de los peores fue el desquiciado Calígula: se encolerizaba tanto contra todos, que hasta hizo matar a familiares y altos personajes. Además, se hacía adorar como un dios y nombró senador a su propio caballo. Otro de los crueles fue el infame Nerón: asesinó entre otros a su madre y a su esposa. Se consideraba otro dios. Para tergiversar sus errores, como acusaba a los cristianos de haber incendiado a Roma, mandaba que fueran echados a las fieras en el circo.

            Otro de los tantos personajes fue Stalin: transformó su partido en un organismo consistente y centralizado. Después de tantas luchas se convirtió en el jefe del partido comunista de la Unión Soviética. Aunque condujo a su país a una posición de potencia alta, hizo del terror la arbitrariedad policíaca y el despotismo, los cimientos de su dictadura personal y absoluta. Uno de los aspectos más negativos de su régimen fue el culto a su personalidad. Lo que más se destacó en su gobierno, fue la falta de piedad contra los que no lo seguían, por eso cometió numerosas crueldades.

          El amor al dinero y una alta posición, pueden entenebrecerse tanto la mente, que tergiversan los designios de Dios. Eso se ha observado en muchos personajes de la historia. Generalmente los dictadores como se consideran dioses, con el fin de ser adorados hacen estatuas de ellos, que exhiben en lugares públicos.

Articulo publicado en Volumen IX. Guarda el enlace permanente.

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