El rey David, «el dulce cantor de Israel»

Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien. Salmos 13:6. 

             Las experiencias del rey David son testimonios, sobre los peligros que amenazan a todos los que se alejan de Dios. David nació en Belén, la misma ciudad donde más de mil años nació Jesús. Durante su adolescencia, mientras cuidaba los rebaños de su padre, entonaba cantos que él mismo componía, y los acompañaba con su arpa. En esa vida solitaria, fue donde bajo la dirección divina, se preparó para su vida futura.

         Por orden divina, el profeta Samuel debía ungir al segundo rey de Israel, fue a Belén, invitó a los ancianos y levantó un altar. Allí estaba Isaí con seis de sus hijos. El Profeta le preguntó si faltaba alguno de sus hijos. Él le respondió que el menor, quien estaba cuidando su rebaño. David llegó y el profeta lo ungió en secreto, después el joven volvió a las colinas de Belén y continuó tan humilde, como antes de su ungimiento. Su comunión con el Padre Eterno, se hizo cada vez más intensa.

           El orgullo llevó a Saúl, el primer rey de Israel, por caminos tan torcidos, hasta pensaba que Dios era injusto. Estaba a punto de perder la razón, cuando sus consejeros le recomendaron que usara los servicios de David, como era un músico hábil fue llevado al Rey, su música sublime aliviaba el espíritu atormentado del rey Saúl.

          Israelitas y filisteos estaban en guerra. Los hermanos de David formaban parte del ejército, su padre lo envió para que averiguara la condición de ellos. Cuando llegó, el gigante Goliat salió al campo y ofendió a los israelitas, como lo había hecho por 40 días.  David conmovido exclamó: “¿Quién es ese filisteo que provoca a los escuadrones de Dios?”. Fue llevado al Rey. A sus palabras el joven David respondió: “tu siervo irá y peleará con ese filisteo… Jehová me librará de su mano”. David con una simple honda, venció al gigante Goliat y los filisteos fueron derrotados. Cuando regresaban los recibía el pueblo cantando: “Saúl hirió a sus miles y David diez miles”. Como alababan a David más que al Rey, sus celos lo llenaron de odio. Aunque la música de David calmaba sus nervios. El resto de su vida, persiguió a David con el fin de matarlo, pero sus planes fracasaron. En su última guerra con los filisteos, Saúl y sus hijos murieron. Lo siguió David, quien reinó cuarenta años, y de su descendencia nació el Salvador.

           La vida de David, se manifiesta en sus salmos, los cuales son cantos sagrados: se definen como composiciones poéticas de alabanzas a Dios. Se considera que la mayoría de los ciento cincuenta salmos, fueron escritos por el “dulce cantor de Israel”. Meditemos en estos versículos, que han fortalecido mi vida en diferentes períodos, cuando he estado a un paso del umbral de la muerte. La meditación en los tres siguientes versículos de los salmos de David, son oraciones que he elevado en los momentos de gran peligro, y milagrosamente he vuelto a la vida: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” Salmo 4:8. “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Salmo 27,1. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmos 51:10. Si meditamos en algunos salmos nuestra vida se fortalecerá.

Articulo publicado en Volumen XI. Guarda el enlace permanente.

4 Respuestas a El rey David, «el dulce cantor de Israel»

  1. Sonia Figueroa dice:

    Los salmos son un balsamo para nuestra alma. Aviva nuestra alma y le insta a alabar a Dios

  2. Regina Vibanque Villadiego dice:

    David, era un escogido por Dios para adorar, Dios escoge al que tiene un corazón sensible a su voz, el que reconoce que se ha equivocado y sigue adelante, al que no presume de nada, al que se humilla, y sobre todo al que confía en él.

  3. Anónimo dice:

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  4. ABRAM GERCIA dice:

    DAVID EL DULCE CANTOR DE ISRAEL COMPONIA ,CANTABA Y TOCABA PRODIGIOSAMENTE SU ARPA:PERO LO QUE HACIA DULCE TODO ESTO AL OIDO Y OJOS DE DIOS ERA LA ACTITUD DE SU CORAZON …

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