La sabiduría clama en las calles, da su voz en las plazas. Proverbios 1:20
Pocos pueblos han admirado tanto a sus oradores como los atenienses. Se especializaban en preparar y pronunciar discursos. Según sus leyes, los acusados debían defenderse ellos mismos, cuando tenían que comparecer ante un tribunal. Por eso, todo hombre con cierta influencia se preocupaba por cultivar su voz, pues esa era la base del arte de dar discursos. Uno de los ejemplos más dignos lo encontramos en Demóstenes. Quedó huérfano a temprana edad, como sus tutores lo despojaron de sus bienes, decidió convertirse en orador, con el fin de defenderse en los tribunales y recuperar lo suyo. Para Demóstenes no fue fácil, necesitó gran esfuerzo, pues era tartamudo. Todos los días hacía prolongados ejercicios, para fortalecer sus pulmones y adquirir una pronunciación clara y fluida. Su empeño fue recompensado: venció el defecto y llegó a ser uno de los más grandes oradores, del mundo griego.
Roma tuvo un buen número de oradores famosos. En la Edad Media la enseñanza tenía dos fundamentos: 1) estaba constituido por aritmética, geometría, astronomía y música. 2) gramática, oratoria y lógica. Significa que las ciencias del lenguaje y el cultivo de la voz, fueron objeto de estudio en casi todas las edades. En la actualidad, sólo tienen esa preocupación las personas, que la necesitan por su trabajo, sean: locutores, actores, predicadores o cantantes. Otros conscientes de la lengua y los efectos de una voz bien manejada, utilizaban esas técnicas para ejercer influencia, sobre los que no pueden expresar sus sentimientos con claridad. La sociedad se dividen en dos grupos: 1) los que dominan su lengua con propiedad, que serán los jefes, y 2) los que por carecer de palabras y convicciones, aunque sean inteligentes, pasan a ser los subalternos.
La siguiente información, fue escrita para nuestro beneficio hace más de un siglo: “El cultivo de la voz es un asunto que tiene que ver con la salud de los estudiantes. Debe enseñársele a los jóvenes a respirar debidamente, y a leer de tal manera que no impongan un recargo indebido a la garganta y a los pulmones, sino que el trabajo sea compartido con los músculos abdominales. El hablar por la garganta, dejando que el sonido provenga de la parte superior de los órganos vocales, arruina la salud de esos órganos y disminuye su eficacia. Los músculos abdominales han de hacer la parte más pesada del trabajo, usando la garganta sólo como un canal. Han muerto muchos que podían haber vivido si se les hubiese enseñado a usar debidamente la voz. El uso correcto de los músculos abdominales al leer y al hablar, será un remedio para muchas de las dificultades de la voz y del pecho, además un medio de prolongar la vida”. Educación Cristiana p. 279-280.
Sobre este tema, hay muchos especialistas, vinculados con la salud, que pueden darnos la información necesaria. Lástima que como los intereses económicos imperan, son pocas las personas que le dan importancia al cultivo de la voz. Dios ha prometido que los que reverencien su nombre serán “cabeza y no cola”.
Saludo yo soy una persona que me esfuerzo por dejar el tartamudeo y con Dios delante lo voy a dejar y con mi esfuerzo.