Os ruego que comáis por vuestra salud. Hechos 27:34.
Hace más de un siglo, por inspiración divina Elena de White, escribió muchos consejos sobre la alimentación, entre los que están los productos lácteos, leamos los siguientes datos: “Los animales de los cuales se obtiene la leche, no siempre son sanos. Pueden sufrir enfermedades… Llegará el tiempo cuando no será seguro usar la leche” (“Consejos sobre el régimen alimenticio” p. 426).
Hace poco recibí una información del libro “Tu vida en tus manos”, de la científica y profesora británica Jane Plant, donde relata su experiencia sobre la alimentación. Ella y su esposo estuvieron un tiempo en China. En ese libro presenta la diferencia entre la dieta de los orientales y los occidentales. Según sus investigaciones, llegó a una conclusión importante sobre el consumo de los productos lácteos.
Veamos algunas citas de su libro: “El hombre es el único mamífero que sigue consumiendo leche más allá del período de la lactancia… la leche es para los terneros y para los bebés… no se debe tomar leche regularmente”, porque esos productos son “muy difícil de digerir”. Este informe es un significativo ejemplo, porque ella pudo sobrevivir a pesar de haber tenido “cinco tumores”. Esa dama, igual que muchas otras, sintió pánico cuando los médicos le diagnosticaron el cáncer. Aunque se sometió al tratamiento indicado, no se curó. La trataron los especialistas más eminentes de Inglaterra, estaba a un paso de la muerte. Comenzó a darse cuenta que su enfermedad casi no existe en China, sólo “0.5 de cada 10.000 mujeres mueren de cáncer de mama en China, mientras que sólo en el Reino Unido” las cifras indican que una de cada doce mujeres mueren de ese mal. Con su esposo, que también es científico, comenzaron “a investigar sobre la forma de vida y alimentación de los orientales”, llegaron a la conclusión que el cáncer en ese país asiático es mínimo, mientras en el Reino Unido la cifra es 70 veces mayor. La investigación “en el consumo de los lácteos”, significa que los animales están tan enfermos, consumir los productos lácteos, es pisar en terreno prohibido.
Esa profesora está convencida, que la leche es el gran alimento para los terneros y los bebés. Concluye su libro con la siguiente afirmación: “salvé mi vida por dejar de consumir leche de vaca. Sólo deseo que mi experiencia pueda servir a más mujeres y hombres, que sin saberlo, pueden estar enfermos a causa de los lácteos que consumen”. Además de los detalles de su experiencia e investigaciones, resume la alimentación que debe ser “leche de soya, té de hierbas, semillas de ajonjolí, tofú, nueces, muchas frutas y verduras frescas”. Es importante que cuidemos nuestra alimentación y no seamos “víctimas del apetito”, que tengamos una vida tranquila mientras vivamos en esta tierra.