Carta de una adolescente

Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlos. Cantares 8:7. 

             La siguiente carta es una síntesis de los problemas, que afectan a los hijos, cuando el matrimonio se derrumba. Sin duda que el adulterio, acaba con la felicidad del hogar. Los que sufren las mayores consecuencias son los hijos, especialmente si son menores. Supe de una adolescente, cuando su papá se fue con otra mujer, llorando decía que a quien afectaba el divorcio era a ella y no a su madre. Leamos la siguiente carta:

            ¿Te vas papá? No te imaginas la tristeza que experimenté, cuando mi mamá me dijo que tú no vendrías. Di gracias a Dios por no haber ido con mi madre, al lugar donde accidentalmente se encontraron. Tú no piensas que yo no te pedí venir al mundo, ni lo triste y solitaria que me encuentro en la niñez. Las largas oraciones de mi madre, son para que Dios te cuidara y pedía que cambiara, de modo que tuvieran un hogar feliz.

          Papá, yo nunca te he exigido nada, cuando he querido algo y tú decías no, o cuando me he disgustado contigo, siempre he seguido las recomendaciones de mi madre que es: no le contestes mal a tu papá, está enfermo y si tú me quieres, se lo demuestras a él y mí. Las mismas recomendaciones de mi abuela eran: “tu mamá te prohibió que vinieras a mi casa, o te prohibió que comieras esto o aquello”. No papá, parece mentira, han pasado años y ustedes todavía no conocen el carácter noble de mi madre.

           Cuando supe por primera vez, que mi papá tenías una mujer con hijos, no te imaginas cuanto lloré, pero mi mamá nunca quiere que te haga sufrir. Ahora tengo 14 años y deseo morirme, ¿por qué papá no has hecho feliz a mi mamá? Eso era todo lo que yo quería: un hogar, con papá y mamá. Te vas papá, porque otros hijos te necesitan, como mi mamá me dijo, pero yo también te necesito y me dejas, cuando me siento más sola: porque dejaste a tus hijos insuperables y a una mujer excepcional. Ojalá no olvides que mi mamá, mis hermanos y yo necesitamos de tu ayuda, para seguir subsistiendo. ¿Quién más necesita económica y moral? Soy yo papá. Soy tu única hija, no me abandones papá, ni me desampares, no me hagas más infeliz de lo que he sido.

         ¡Qué triste es todo para mí! Yo veo a mis primos felices en sus hogares, pero yo sola no puedo serlo. Te imaginas cuánto sufro. ¿Por qué papá? Te quiero y te querré siempre, tu hija. – Zoila Paternina.

Articulo publicado en Volumen X. Guarda el enlace permanente.

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