¡A la ley y al testimonio! Si no hablaren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. Isaías 8:20.
El versículo de Isaías 8:20, nos induce a dejar que la luz celestial inunde nuestro ser, de modo que comprendamos las promesas del Salvador.
La misión de Jesús estaba profetizada, además habló a sus discípulos de sus momentos finales, ellos no lo comprendieron, porque lo que tenían en sus mentes eran sus propias ideas, especialmente sobre la libertad del Imperio Romano. Como no estaban preparados, la muerte de Cristo frustró sus esperanzas, pero fueron recuperadas después de su resurrección, cuando lo vieron ascender al cielo. Igual sucede hoy, muchos rechazan las verdades bíblicas, porque se oponen a sus deseos mundanos. Inclusive hay ministros que tergiversan tanto las verdades bíblicas en sus predicas, que sus seguidores como siguen sus enseñanzas, no se preparan para el tiempo del fin.
En sus sermones, parábolas y palabras de Jesús siempre agradaban al pueblo. Los sacerdotes y jefes judíos se concentraban tanto en sus propias ideas, que lo rechazaron y lo condenaron. Como no encontraban de qué acusarlo, se encerraron en sus prejuicios y repudiaron su carácter divino. Esa influencia indujo a la nación a rechazarlo. Jesús dijo que la autoridad desmedida de los gobernantes y sacerdotes de su tiempo, continuaría hasta el tiempo del fin. Aunque la Reforma protestante trabajó para que la Biblia llegara a todos, el derecho que tienen las iglesias de interpretarla, ha creado en miles de personas cierta duda en su estudio, inclusive hay quienes no aceptan nada que se oponga a las enseñanzas de sus dirigentes religiosos, creen más en ellos que en la Biblia.
Los que dicen que no importa lo que uno cree, sino que su conducta sea buena, es contrario a Proverbios 16:25 “Hay caminos que al hombre parecen derechos, mas su salida son caminos de muerte”. Esto indica que la ignorancia conduce al pecado y nos aleja de Dios. Debemos estudiar la Biblia con oración y tener una disposición dócil para comprender las enseñanzas divinas, de modo que alcancemos la salvación. No es con métodos de filósofos, científicos, ni de teólogos, sino con un espíritu humilde, que llegaremos al conocimiento de Dios. De lo contrario los ángeles malos oscurecerán la mente, de modo que la verdad parezca ridícula, porque según Isaías 59:19 “vendrá el enemigo como río”. Sigamos adelante y hagamos nuestra la petición del Salmo 119:18, “¡Abre mis ojos, para que yo vea las maravillas de tu ley”.
Debemos estar en guardia contra el escepticismo y la incredulidad. El enemigo siempre está a nuestro alrededor buscando cómo hacernos pecar. Sólo saldremos victoriosos de las terribles pruebas, sí decidimos obedecer a Dios y no a los hombres. El futuro y la salvación dependen de nuestro contacto constante con Jesús, que es nuestro pasaporte para ir al cielo. (Base: El Conflicto de los Siglos pp. 651-660)
Exelente comentario la verdad se manifiesta en los hijos de Dios, en un estado mental unido a Dios para expresarce en las obras