Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios… ninguna enfermedad enviaré a ti. Éxodo 15:26
Mi suegro había estado hospitalizado con un estado crítico. Tenía un tumor relativamente grande en el estómago. Los médicos encargados del caso, suponían que era maligno, por sus ochenta años y lo delicado que estaba, no aconsejaban la operación ni tampoco someterlo a los exámenes, que determinarían el mal. Sin nada más que hacer, le dieron de alta para que esperara el momento final en su casa.
Alguien nos habló de un médico húngaro, que vivía en la Capital, una vez por semana, atendía a sus pacientes en el lugar donde nosotros vivíamos. Sus hijos se pusieron en contacto con él y consiguieron que, visitara a mi suegro en su casa, dos días después de su salida de la clínica. El médico húngaro le hizo un examen minucioso, confirmó el diagnóstico de sus colegas: a mi suegro le quedaba poco tiempo de vida. Sin embargo, dijo: Debemos aprovechar el tiempo que le queda.
Advirtió que no había tiempo que perder, el tratamiento debía empezar ese mismo día. En primer lugar, le prohibió todo tipo de carnes. Según explicó, el cáncer se nutre de proteína de origen animal, especialmente de las carnes. Los principales alimentos eran uvas, zanahoria y un poco de yogur. Recuerdo que la base de su tratamiento era la alimentación, inclusive hasta indicaba la cantidad que debía consumir. Lo sorprendente fue que mi suegro se recuperó completamente. No volvió a tener problemas con el tumor de su estómago. Vivió seis años más y murió del corazón.
He pensado en ese médico y los milagros de sus tratamientos, basados específicamente en la alimentación. Procedía de Hungría y había llegado a Venezuela poco después de la Segunda Guerra Mundial. No consumía ningún tipo de carnes. Si hace más de 45 años que murió mi suegro, la incógnita es ¿Tuvo ese médico acceso a los libros sobre salud y alimentación que por inspiración divina escribió Elena de White (1827-1915)? ¿Eran sus aciertos pura coincidencia, o correspondían con los avances de la ciencia médica del momento? Pienso que toda persona que sigue el plan alimenticio establecido por Dios, recibirá las bendiciones del cielo, aunque no sea creyente. La autora menciona escribió: “La mayor parte de las enfermedades que ha sufrido y sufre la humanidad son ocasionadas por la ignorancia sobre las leyes básica de salud que rigen su propio organismo”. Si cuando estamos enfermos y necesitamos vamos al médico, además de seguir el tratamiento y las leyes de salud, acudamos con oración y fe al Médico Divino, nos asombraremos de los resultados.