El malvado rey Acab

  Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más  que todos los que reinaron antes de él. I Reyes 16:30.

        Omri, padre de Acab, fue el fundador de la tercera dinastía de Israel. Igual que los reyes anteriores, tomó el poder al exterminar al rey que lo había antecedido. “Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová”. Gobernó 12 años: 6 en Tirsa y 6 Samaria. Fundó esta ciudad y fue la capital de Israel. Samaria estaba a 30 millas de Jerusalén.

          Acab fue el séptimo rey de Israel. Siguió a su padre el año 918 antes de Cristo, reinó 22 años. Dejó una triste historia sobre su pueblo: reemplazó el culto al verdadero Dios, por el de Baal con sacrificios humanos. Se casó con Jezabel, una idólatra princesa, hija del rey de Tiro, que introdujo en Israel el culto a la diosa Astoret. Según las investigaciones, personificaba la más abominable y degradante idolatría.

        Uno de sus actos más crueles fue sobre la viña de Nabot. El rey fue y la quería, pero Nabot no aceptó venderla ni cambiarla, por ser herencia de sus padres. Acab no soportó que se lo negara, se molestó y llegó al palacio enojado. Jezabel se enteró y realizó un plan macabro. Escribió cartas, en nombre del rey y las envió a las personas más importantes de la ciudad, decía: “Proclamad ayuno y poned a Nabot a la cabecera del pueblo, y poned dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado al Dios y al rey. Entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera” I Reyes 21. Como esa orden llevaba el sello del rey, fue obedecida y Nabot murió. Tan pronto la reina Jezabel lo supo, llamó a su esposo para que se posesionara de la viña.

        El rey no averiguó nada del fraude y contento fue a la viña. No disfrutó, porque el profeta Elías, enviado de Dios fue y le dijo, que por ese pecado él y toda su familia serían exterminados. Acab se arrepintió, el profeta volvió y le dijo: “el mal no llegará en tus días”. Vivió casi tres años más y continuó en sus malos caminos. Acab decidió entrar en guerra contra los sirios, consultó a sus 400 falsos profetas, que para agradarlo le dieron el mensaje que él quería oír, creyó y fue a la guerra. Según la orden del rey sirio, su ejército sólo debía pelear contra Acab, aunque estaba disfrazado, fue herido y murió ese mismo día. Sus hijos continuaron cometiendo las mismas atrocidades de su padre, adorando a dioses falsos. Su hija Atalía, esposa del rey de Judea, fue la última descendiente de su familia que murió trágicamente. Durante su reinado, el culto al verdadero Dios estaba prohibido, muchos profetas fueron asesinados. Los rasgos de la personalidad de Acab, son comunes en ciertos gobernantes, como creen tener la razón, a cualquiera que se oponga a sus ideas, lo consideran enemigo y debe morir.

          Samaria fue sitiada varias veces, el año 722 a. C., fue el fin del reino de Israel. Los sirios llevaban cautivos a los israelitas, los remplazaban por paganos y perdían su identidad. Samaria fue restaurada en varias ocasiones. En el Imperio Romano, pasó a Herodes el Grande, la adornó y edificó un templo dedicado al emperador Augusto (27-14 a. C). El culto pagano ejerce su influencia. Mantenernos alejados de esos caminos errados y en contacto con el verdadero Dios, es lo que nos capacita, para recibir la protección celestial y no perecer, como sucedió con Acab y su familia.

Articulo publicado en Volumen VI. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.