«Amarás al Señor tu Dios»

Dichosos los que guardan sus Mandamientos. Apocalipsis 22:14.

           Son muchas las bendiciones, que Dios ha prometido a los que guarden sus Mandamientos. Los primeros cuatro los sintetizó Jesús así: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” Mateo 22:37-38. Desafortunadamente la violación siempre ha existido. El primer mandamiento dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Cuando Cristo vino, todas las naciones, tribus y pueblos del mundo tenían diferentes dioses, los únicos que creían en Dios eran los judíos. Hasta ellos, algunas veces, se dejaron engañar y tergiversaron las verdades presentes en el Antiguo Testamento.

         Nada ha cambiado. Hay gobernantes políticos y religiosos, que actúan como dioses. Cuatro siglos a. C., Alejandro Magno el primer emperador griego, después de su éxito y de haber conquistado el mundo, como se consideraba un dios, en una orgía bebió tanto en la copa de Hércules (dios griego) que murió a los 33 años, producto de su embriaguez. El siglo XX en la Unión Soviética surgió Stalín, desde joven formó parte del inicio de la revolución. Después, ostentosamente ocupó el cargo de secretario del partido comunista. Luchó contra todos los que oponían, hasta que se apoderó del gobierno. Según los historiadores, fue uno de los gobernantes más poderosos y terribles de su época. Hizo de la crueldad, la arbitrariedad de su policía y despotismo en los pilares de su dictadura. Para mantenerse en el poder, sembró miedo con el exterminio de millones de judíos y gente de su pueblo. El culto a su personalidad lo hacía sentir como dios. Según sus discursos, todo lo hacía para ayudar a su pueblo. Hay gobernantes que se creen dioses, en las escuelas enseñan a los niños, que no es Dios quien suple sus necesidades sino ellos.

        El segundo mandamiento dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra… No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios”, el quebrantamiento de esta ley está en muchas iglesias. El tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano”, esta  Ley es violado por todos los que juran y usan irreverentemente el nombre de Dios, para que las personas que los oigan, crean que sus mentiras y engaños son verdades.

         El sábado es al cuarto mandamiento, fue instituido por Dios. Mientras los israelitas estaban de esclavos en Egipto, por la idolatría reinante perdieron el conocimiento de la Ley de Dios, que fue restaurada cuando salieron. Muchos siempre pisotean el sábado. Los redimidos continuarán guardándolo en la patria celestial. En ese momento, contemplarán con deleite las maravillas del amor de Dios. Leamos esto: “Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te sustentaré con la herencia de Jacob tu padre, porque la boca de Jehová lo ha hablado” Isaías 58:13-14. Los que obedecen la Ley de Dios, se llenarán de gozo al ver su gloria. Los fieles servirán de inspiración, para que la fe de muchos crezca.

Articulo publicado en Volumen VII. Guarda el enlace permanente.

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