Renovad la actitud de vuestra mente. Efesios 4:23.
Debemos saber que todo lo, que se estudian está en el cerebro, el cual está formado por dos hemisferios: el derecho y el izquierdo, separados por el surco interhemisférico. El cerebro es la parte más desarrollada del sistema nervioso, y punto de llegada y partida de toda información. El hemisferio derecho domina el lado izquierdo del cuerpo, es el que coordina las profesiones humanísticas como historia, literatura, filosofía, etc. El hemisferio izquierdo domina el lado derecho del cuerpo, y es la parte que desarrolla la ciencia, matemática, ingeniería, etc. Son necesarios los estudios, para que se reactiven ambos hemisferios cerebrales.
Todo lo que aprendemos, están en los surcos del cerebro. La profundidad depende del aprendizaje: las cosas que aprendemos superficialmente, como los surcos también son superficiales, se olvidan con facilidad. Nadie jamás ha utilizado toda la capacidad, de aprender que tiene su cerebro. Cuanto más aprendemos, estamos en mejor condición de adquirir conocimientos. Algunos dicen que la inteligencia mejora con la edad, es cierto, siempre y cuando se mantenga en ejercicio. Se puede probar fácilmente: si se trata de enseñar algo nuevo a un campesino anciano, se verá qué difícil es. Cuando el cerebro no se ha utilizado, pierde su capacidad de aprender.
Yo estudiaba bachillerato en Medellín, Colombia, cuando llegó de Italia un doctor. Se presentó en una reunión con un traductor, dijo que hablaba 17 idiomas y si tenía que volver hablaría castellano. Tenía 70 años y podía aprender otra lengua fácilmente. Otro ejemplo es el de Tomás Edison a los 80 años, empezó a estudiar botánica y dos años más tarde, dejó el invento del caucho. En Venezuela, tuvimos a Arturo Uslar Pietri, después de 80 años continuaba escribiendo y dando conferencias, con mente lúcida como la de un joven. La decisión es nuestra, el tiempo no se detiene: o se muere o se llega a viejo. La adquisición de conocimientos será en el futuro fácil o difícil, de acuerdo a la utilidad que se le haya dado al cerebro.
Estas son ideas de la importancia del aprendizaje, como instrumento con el cual se imparte y se recibe conocimiento. Las obras literarias influyen en el enriquecimiento del vocabulario, y en el desarrollo de la capacidad intelectual. Para adquirir el hábito de lectura, conviene empezar con obras sencillas, que se irán reemplazando por los más complejos, hasta que la lectura forme parte del intelecto. Sin mucho esfuerzo, se estará añadiendo cada día, una línea al desarrollo armonioso del cerebro. Debemos leer diariamente la Biblia, y memorizar versículos para nutrir nuestra mente.