Yo haré venir sanidad para ti. Jeremías 30:17
El plan alimenticio original de Dios para el ser humano, se basa en los productos naturales. Hay escritos sobre lo que debemos hacer para tener salud. Por ejemplo: cereales, frutas, legumbres y oleaginosas satisfacen las necesidades del organismo. El agua ayuda a purificar nuestro organismo, no debe tomarse abundante igual que los jugos con las comidas, porque dificulta la digestión. Comer despacio permite que los jugos entren en acción, Las cenas tardías, las grasas cocidas y los quesos son perjudiciales.
Antes del diluvio, la vida del hombre se aproximaba al milenio. Después, como la vegetación fue destruida, Dios permitió que comieran carne. Por la maldad que siempre ha existido, cortó la vida del humano en “ciento veinte años”. Si sólo tenemos una vida, ¿por qué no darle importancia a la alimentación, para tener buena salud?
Las sombras de la muerte se cernían sobre Juan. Según los análisis médicos, debía estar preparado porque su organismo estaba muy deteriorado: era obeso, diabético, tenía graves problemas en sus riñones, el colesterol alto y la presión también. Un día llegó a su trabajo un nuevo empleado. Era dinámico y aparentaba menos edad de la que tenía, había pasado por momentos difíciles, todo cambió cuando para salvar la vida de su madre, descubrió la importancia que tiene la alimentación vegetariana sobre la salud. Ese testimonio impresionó a Juan. Pensó en su condición física y cambió el rumbo de su vida. Se sometió a un régimen alimenticio completamente vegetariano, pero sin excesos. Al comenzar la desintoxicación de su organismo, los milagros se dieron. En pocos meses perdió varios kilos de peso. Como se sentía bien, volvió al médico. Le hizo los exámenes pertinentes y quedó asombrado, porque la mayoría de los males que aquejaba ese paciente habían desaparecido.
El quebrantamiento de las leyes de salud, es la causa de la mayoría de las enfermedades. Esto ha sido comprobado por investigaciones científicas. Hace poco leí lo siguiente: “los alimentos son la mejor medicina y el mejor guardián de la salud, aún más importante que las vitaminas”. Si por los errores alimenticios y la vida sedentaria tenemos un cuerpo enfermo, nuestra mente también se atrofiará. El éxito o el fracaso de cada persona, depende en gran medida de la forma cómo controla sus alimentos y pensamientos.
La intemperancia en el comer y los excesos, hacen que los órganos digestivos pierdan vitalidad. Entre más sencilla sea la preparación de los alimentos, más se fortalecerá nuestro cuerpo y cerebro. El mandato de Jesús, cuando realizaba sus curaciones milagrosas, era “vete y no peques más”, esto es, no continúes cometiendo los mismos errores que tanto daño te han causado. Muchas oraciones no son contestadas y continuamos con problemas de salud, porque a pesar de saber que ciertos alimentos y bebidas hacen daño, se continúan consumiendo. Si no prestamos atención a esto, estaremos transitando por el camino, que nos puede llevar a una larga enfermedad o a una muerte prematura. Pidamos a Dios fuerza para abandonar todo lo que arruine nuestra salud y felicidad.