El verdadero amor

Hay camino que parece derecho,  pero su fin es la muerte. Proverbios 16:25.

           Los últimos seis mandamientos de la Ley de Dios, son sobre la relación con el prójimo. Algunos han tenido problemas con personas, que llenos de envidia y odio, quieren hacer daño y los acusan falsamente. Como causan temor, se deben alejar de la mente y entregarlos a Jesús, quien nos ayuda a reeducar nuestra mente, de modo que no sintamos ira, ni rencor contra nadie. Los que no sienten placer en ayudar a los demás, no tienen la luz celestial. En Lucas 15:7 leemos: “Habrá más gozo en el cielo de un pecador que se arrepiente, que de noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento”. Los ángeles se deleitan, cuando los pecadores se arrepienten, y con gozo ayudan a los necesitados. Cristo sintetizó todo su ministerio en el amor.     

            La etapa más importante en la formación de los niños, son sus primeros años. ¡Qué hermoso es dejar que vivan su niñez sin complicaciones! Si nos acostumbramos a disfrutar las cosas más sencillas de la vida, y utilizamos el lenguaje más dulce, para enseñar los principios básicos sobre la honestidad, sintetizados en el amor a Dios y al prójimo, estaremos sembrando una luz que brillará por la eternidad. Si lo más importante es el amor, nuestro hogar se convertirá en un pedazo del cielo en la tierra, un refugio para toda nuestra familia y una bendición, al medio donde vivamos

          Si damos la mano al caído: hijos, nietos, cónyuges, hermanos, amigos y vecinos, y nos esforzamos por la unidad familiar, estaremos evitando que nuestros hijos se desvíen. Las bendiciones florecen y caerán sus frutos sobre todos, especialmente los ancianos, que terminarán sus días rodeados del amor de sus hijos. El hogar debe ser “un pequeño cielo” en la tierra. El plan de Dios es que tengamos paz y felicidad. Según 1ª. Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo los sufre, todo lo cree”. Además “es una planta de origen celestial… Es puro y santo” (White). Es importante la interpretación del amor, que debemos relacionar con la familia y los necesitados, que encontremos en el camino.

          Entre los temas sobre los cuales Jesús habló en el Sermón del Monte, está el amor hacia los adversarios: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman… y si saludáis a vuestros hermanos solamente ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen así también los gentiles?” Mateo 5:44-47. Debemos tratar con simpatía, hasta a los que procuran hacernos daño. Si insisten con el mal, lo que podemos hacer es orar y esquivarlos. Toda persona que se llena de pasiones ciegas, envenena su alma, cosecha lo que sembró y puede morir.

           La mejor enseñanza que damos a nuestros hijos, es la que refleja nuestro carácter y personalidad. No son normas que se imponen, sino la forma como se vive. “El amor es un precioso don que recibimos de Jesús”. Si se siembra pasiones y egoísmo, todo será diferente, porque degrada y oscurece la vida de los hijos amados. Estudiemos la Biblia con oración cada día, para que nuestra atención sea hacia el tesoro celestial.

Articulo publicado en Volumen XIV. Guarda el enlace permanente.

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