Después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Mateo 24:29.
Antes de su muerte, mientras Jesús estaba con sus discípulos en el monte de los Olivos, a una pregunta que le hicieron sobre el fin del tiempo, señaló lo siguiente: “mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: yo soy el Cristo y a muchos engañarán… habrá pestes y hambre, y terremotos en diferentes lugares… después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo” Mateo 24:4-29. Uno de los terremotos que más impactó al mundo fue el de Lisboa, sucedido la mañana del 01-11-1755. Es considerado uno de los más destructivos de la historia, en ese pequeño país causó la muerte de 65.000 personas, fue seguido por un incendio, que ocasionó casi la destrucción total de Lisboa. Ese terremoto llegó a la mayor parte de los países de Europa, y al norte de África. Por su extensión ha sido considerado señal de las profecías. Su impacto fue tan grande, que pasó a ser el primero estudiado científicamente por los ilustres europeos, que dio origen al nacimiento de la sismología moderna.
Jesús continuó: “después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor”. El oscurecimiento del sol el 19 de mayo de 1780, llegó a toda la costa atlántica de Estados Unidos, desde el sur hasta el norte. Además fue causa de gran alarma, muchos creyentes pensaban que era el cumplimiento de la profecía, sobre el fin del mundo. Ese suceso sobrenatural comenzó después de las diez de la mañana del día mencionado y continuó hasta la medianoche, duró más de doce horas. Como la oscuridad era tanta, todas las actividades se paralizaron, y la gente prendía velas en sus casas. Después salió la luna llena, su luz era poca y parecía inundada de sangre. Esos acontecimientos jamás fueron comprendidos, y no tienen explicación científica. Sabemos que eran señales de lo que Jesús predijo, y está registrado en la Biblia.
Algunos apóstoles escribieron sobre las profecías, Cristo les habló en el monte de los Olivos, hay datos sobre el mismo tema en libros del Antiguo Testamento. Leamos dos: 1) “El sol se oscurecerá al nacer y la luna no dará su resplandor” Isaías 13:10. Si el sol se oscurece “al nacer”, significa que fue durante las horas de la mañana. 2) “El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre” Joel 2:31, este fue uno de los profetas menores, que vivió ocho siglos antes de Cristo y profetizó lo que escribieron los apóstoles siglos después.
La caída de las estrellas ocurrió el 13-11-1833, fue en América del Norte, México y Jamaica. Según científicos fue “probablemente la más notable de todas las lluvias de meteoritos que jamás ocurriera”. Eso comenzó entre las dos y las cuatro de la mañana, continuó hasta el amanecer. En 1988, hubo otra lluvia de estrellas fugaces, fue una de las más intensas, posiblemente de los últimos años. Según los científicos la lluvia de meteoritos, es conocida como lluvia de estrellas, ya que es provocado: “por los restos de polvo de los cometas al atravesar la órbita terrestre”. Esa lluvia de estrellas fue observada en Europa y duró media hora. Estos sucesos no tienen explicación científica.
Actualmente llegan noticias catastróficas de varios países. Recientemente Japón sufrió terremotos y tsunamis, que ocasionó destrucción y muerte de parte de su población, además ocasionó daño a sus plantas nucleares. Eso produjo pánico y preocupación en el mundo. Igualmente hay países árabes como Libia, con presidente que ha gobernado por más de 40 años, son dictadores que han ocasionado destrucción y muerte de personas que en su país se oponen. Todo eso está en las profecías bíblicas, lo cual indica que la segunda venida de Jesús está cerca. ¡Preparémonos!