Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman 1ª. Corintios. 2:9.
Estaba por terminar mi maestría en Literatura Latinoamericana, cuando aproveché la vacación para visitar a mi hijo, que enseñaba en Puerto Rico. El me puso en contacto con algunos avances de la astronomía moderna. Usamos varias veces el telescopio de la institución, con las cuales pudimos apreciar los “huecos negros” o “espacios vacíos” que hay en el universo. De regreso a Venezuela, mi sorpresa fue cuando el profesor me asignó el análisis de un poema, que guarda cierta vinculación con el tema, que me había impactado. Impresionada escribí lo siguiente:
El escritor francés Gérard Nerval (1808-1855) padecía de trastornos mentales, estuvo recluido varias veces en sanatorios, hasta que se suicidó. Sus primeros escritos son de tendencia romántica, encontramos que su producción literaria, oscila entre la realidad y el sueño, su creación poética y la alucinación, elementos que lo señalan como precursor del surrealismo. Aunque fue incomprendido en su época, su obra presenta los rasgos de la poesía moderna. De su poema El Desdichado de la serie Quimeras, tomamos el último verso de la primera estrofa:
Yo soy el Tenebroso, el viudo, el Desconsolado,
El príncipe de Aquitanaza, el de la torre abolida,
Muerta está mi única estrella, y mi constelado laúd,
Luce el “Sol negro de la Melancolía”.
Esta estrofa tiene símbolos: las palabras “tenebroso, viudo y negro”, según la antigua tradición judío, cristiana y alquimista, están unidas con dolor, pecado y muerte. La expresión “Sol negro de la Melancolía” nos hace suponer que el poeta la tomó de otras fuentes. El pintor alemán Alberto Durero (1471-1528) dedicó la última parte de su vida al grabado en cobre, realizó tres simbólicos y alcanzó la cima de su arte. En uno de los célebres cobres llamado “Melancolía”, presenta en la parte posterior un mar iluminado por un “sol negro”, se capta como un disco luminoso con rayos negros. En la Biblia, el “arco iris” es símbolo del pacto, que Dios hizo después del diluvio. Críticos de arte coinciden que el grabado “Melancolía” son símbolos sin comprensión.
En un grabado del artista francés Jean Martín Bontoux hay un “sol negro”, símbolo de alquimistas, significa “luz que brilla en las tinieblas”. Los artistas querían, que en sus obras estuvieran presentes las tradiciones entre el hombre y las leyes, que lo rigen eran miembros de alguna “sociedad hermética”. Los antiguos sacerdotes y reyes guardaban los misterios, que descubrían en la naturaleza y utilizaban símbolos, que sólo ellos conocían. Casi todos los pueblos tuvieron sus alquimistas. La palabra “alquimia” para árabes significa “química”, para hebreos “sol” y para egipcios “negro”.
La “sociedad hermética” existió desde tiempos remotos, uno de sus símbolos es el “sol negro”. No sabemos si Nerval tuvo conocimiento de los alquimistas. Hace poco los astrónomos descubrieron que los “agujeros negros” son soles, por su densidad se convierten en invisibles, hasta por telescopios. Lo único que se percibe es la gran fuerza de gravedad que ejercen sobre todo lo que se les acerque, así sea un rayo de luz.
Alquimistas, sociedades herméticas y Nerval tenían la idea de la astronomía moderna. Coinciden con ritos, imaginación poética para vislumbrar lo que asombró al mundo. “Soles” o “agujeros negros” son “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre”, que asombran a la humanidad.
REFERNCIAS: Salvat Editores, 1976. Historia del Arte. España. Huntin, Serge, 1976. Historia de la alquimia Ediciones Ariel. Ecuador. Sagan, Carl, 1985. La Conexión Cósmica. Ediciones Orbis. España.