Jehová peleará por vosotros y vosotros estaréis tranquilos. Éxodo 14:14.
Cada día debemos orar, leer La Biblia y confiar plenamente en Dios. Estoy pensando en los prodigios acaecidos al pueblo de Israel, después de su salida de Egipto. El primero fue mientras tomaban un descanso, frente al Mar Rojo. Cuando vieron que el ejército egipcio se acercaba, la confusión los invadió y en lugar de acudir a Dios, la mayoría comenzaron a murmurar. Decían que era preferible haber muerto como esclavos, en Egipto y no en el desierto. Moisés, por mandato divino, les dio el siguiente mensaje: “No temáis, estad firmes… Jehová peleará por vosotros”. Los milagros se dieron: el mar se abrió, el pueblo pasó y los enemigos perecieron ahogados. “Así salvó Jehová aquel día a Israel de manos de los egipcios, e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar” Éxodo 14:30. Después la alabanza y la gratitud inundaron sus corazones.
Durante los cuarenta años que los israelitas estuvieron en el desierto, nunca les faltó comida ni agua. Cuando escasearon los alimentos, “Jehová dijo a Moisés: he aquí yo haré llover pan del cielo”. Desde ese día, todas las mañanas, el campo amanecía lleno del maná. Como no tenían agua, Dios le dijo a Moisés que con su vara golpeara la peña de Horeb, brotó agua y la sed de todos fue saciada.
Mientras los israelitas conquistaban a Canaán, ya que varios reinos habían sido vencidos, los habitantes de Gabaón, inventaron un engaño, se presentaron como si vinieran de tierra lejana. Al principio los israelitas dudaban, les preguntaron si vivían cerca. Ellos respondieron que no, y les mostraron cosas viejas y rotas que tenían. La duda se disipó y celebraron la alianza. Tres días después, los israelitas descubrieron que eran sus vecinos, como habían hecho un pacto no podían quebrantarlo, porque ellos habían aceptado a Dios. Cuando los cinco reyes vecinos supieron sobre esa alianza, furiosos se unieron para atacarlos. Los moradores de Gabaón estaban muy asustados, pues no podían defenderse. Aunque recordaban que hacía poco habían engañado a los israelitas, pidieron su ayuda. Josué, muy preocupado, se dio cuenta de que los enemigos los tenían rodeados. En ese momento Jehová le dijo: “No tengas temor de ellos, porque yo los he entregado en tu mano”. Los enemigos estaban siendo derrotados y huían, Josué pensando que durante la noche, esos reyes podían fortalecer su ejército, para un nuevo ataque el día siguiente, basado en la promesa de Dios, levantó la mano y delante de todos dijo: “Sol, detente en Gabaón, y tú luna en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que la gente hubo vencido a sus enemigos” Josué 10:12-13.
Ese incidente ocurrido unos catorce siglos antes de Cristo, fue recientemente descubierto por los investigadores astronómicos de la NASA, no podían entender por qué “faltaba un día en el universo del tiempo transcurrido de la historia”. Un conocedor de La Biblia, que también trabajaba en ese lugar, leyó el incidente del capítulo 10 del libro de Josué. Al principio pensaba que era un mito, como la curiosidad invadía la mente de todos, en la computadora “retrocedieron en el tiempo hasta la época descrita en La Biblia y asombrados descubrieron que se aproximaba”. ¡Faltaba poco! De nuevo leyeron el libro sagrado, y probaron que decía “casi un día”. Maravillados pusieron sus investigaciones, al alcance del público con el título: “PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE”.