El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Salmo 34:7.
En Job 38:4 y 7 afirma que los ángeles existían antes de la creación, Leamos: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?… Cuando alababan todas las estrellas del alba y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Según Apocalipsis 5:11, al apóstol Juan le fueron mostrados “muchos ángeles… su número era miles de millares”.
Cuando Jesús resucitó, el ángel que apareció “era como un relámpago” Mateo 28:3. Hay muchos textos bíblicos, que muestran la protección de esos seres celestiales. Abraham estaba sentado en la puerta de su tienda, cuando vio a tres varones, se acercó a ellos y los invitó a entrar. En la tarde, con el fin de cumplir con su misión, los tres salieron y Abraham los acompañó. Dos fueron a Sodoma. El tercero le dijo a Abraham que por tanta maldad, que había en esa ciudad sería destruida. Abraham intercedió, como no había ni siquiera diez justos: sólo Lot y sus dos hijas se salvaron.
Daniel se ganó la confianza del Rey. La envidia surgió y elaboraron una ley, contraria a sus principios religiosos. Por orar de rodilla y con las ventanas abiertas, tres veces al día, fue condenado y arrojado al foso de los leones, cuando tenía 84 años. El día siguiente, el Rey fue y lo llamó, Daniel respondió: “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones”. Una noche, el Rey sirio y su ejército rodearon la casa del profeta Eliseo. En la mañana, su siervo vio al ejército y aterrorizado le dijo: “¡Ah, señor mío¡ ¿qué haremos? Y él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo… Entonces Jehová abrió los ojos del mozo y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. Siempre hay ángeles que protegen a los que siguen a Dios.
El conflicto entre el bien y el mal, existe desde que el hombre pecó. Por siglos “los espíritus malos dieron sorprendentes pruebas de su poder”. Cuando Cristo vino, Palestina era el único país que no se había sometido al enemigo, sabía que si Jesús tenía éxito perderían su poder, luchó para imponer sus mentiras. En la Biblia se registran casos de endemoniados, Cristo después de sanarlos, mandaba a los espíritus que salieran de ellos y no lo atormentaran más. Los que están con mayor peligro de caer bajo la influencia de los espíritus malos, son los que no aceptan la verdad. Hay hasta dirigentes religiosos que en sus prédicas, tergiversan las profecías y los testimonios bíblicos, por eso muchos de los miembros de su iglesia, siguen caminos equivocados. Las noticias diarias indican, que vivimos en tiempos difíciles y el engaño aumenta. Los que no buscan la dirección divina, siguen los dictados de su conciencia y caen bajo las garras del enemigo. Pidamos con oración la protección de Dios. (Base: El Conflicto de los Siglos pp. 565-571)