Guerras

Se levantará nación contra nación y reino contra reino Mateo 24:7. 

            El doctor Alberto Einsten fue uno de los científicos, más destacados del siglo XX.  Desde niño, los libros de ciencias y matemáticas lo cautivaron. El año 1932, viajó a Estados Unidos y se quedó. La Segunda Guerra Mundial había comenzado. Además de su origen judío y alemán de nacimiento, como era muy conocido, Hitler “puso precio a su cabeza”, así que no podía regresar a su país. Sus famosos descubrimientos son: la teoría de la relatividad y la energía atómica. Aunque era pacifista, aceptó el consejo de unos amigos y escribió al presidente Franklin Roosvelt sobre: “La posibilidad científica de crear una bomba atómica”. Siguieron su consejo con los datos que envió.

            Desde el año 1937, Japón comenzó a invadir ciertas regiones, especialmente en China. En 1940 se convirtió en aliado de Alemania e Italia. Su extensión continuaba, en 1941 invadió a Filipinas y arrasó la flota norteamericana, en Peral Harbor y Hawai. Por eso Estados Unidos entró en la Segunda Guerra mundial. Entonces siguieron los consejos de Alberto Einsten. El año 1945, arrojaron las dos primeras bombas atómicas de la historia, sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki de Japón. Ese mismo año finalizó la guerra: Alemania, Italia y Japón se rindieron. Hitler se suicidó y las naciones aliadas hicieron convenios y trataron de establecer la paz.

           Sierra Leona es un país africano. A su agricultura, ganado y pescado se suman los diamantes, hierro, platino y oro. En 1991 hubo una masacre. La lucha continuó, aunque decían que eran demócratas, los problemas eran por amor al dinero. En 1999 hubo otra masacre y los diamantes, pasaron a formar parte del contrabando. Usaban el dinero para comprar armas, que eran utilizadas por el gobierno revolucionario. Los nativos quedaban sin nada, eran maltratados y asesinados por los diamantes. Entrenaban a los adolescentes y niños sobre el uso de armas, y pasaban a ser parte de la revolución. Algunas aldeas eran quemadas y quedaban sin hogar, unos pasaban a ser revolucionarios y otros se iban del país. Pensaban que todo lo hacían por su país. Los jefes les hacían creer, que si salvaban al gobierno se volverían ricos. Hasta ellos mismos se mataban por los diamantes.

             Estas historias, son síntesis de lo que pasa en este planeta. Siempre hay guerra, especialmente donde hay dictadores; como siguen sus caprichos, aunque digan que están haciendo lo mejor por su pueblo, cometen atrocidades y crímenes. Siembran odio y aborrecen a todos los que se oponen a él, así sean familia o amigos. Por la inseguridad, se debe leer la Biblia y pedir la protección de Dios con oración.

Articulo publicado en Volumen XIV. Guarda el enlace permanente.

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